Monday, September 24, 2007

Curao Buiteao

Llevo tres días seguidos escuchando música de The Ramones sin parar. Los escucho en el Metro o en la micro o donde sea. Estoy como pegado con un disco que dura como 15 minutos y que tiene sólo canciones raras y que no suenan muy bien. Suenan como grabadas en uno de los ensayos de garage en alguna parte de Nueva York. Una parte así como el Soho de Nueva York. En el año que viví allá pasé varias veces por fuera de la casa de Joey Ramone en la infancia. Estaba relativamente cerca del localucho de Andy Warhol, porque eso era: un localucho, en donde había que pagar 15 dólares por ver y pisar el espacio físico en donde el rey del pop-art grabó sus películas porno de 25 horas disfrazadas de arte conceptual y plátanos ecuatorianos.

La otra vez le dije al Pera que tenía un aire a Andy Warhol, me preguntó que por qué, y le dije que porque él, al igual que Warhol eran los únicos capaz de ver 25 horas seguidas pornografía. El Pera asintió con la cabeza y me dijo que era porque no tenía novia. Yo me sentí mal, no quise decirle pajero ni necesitado a mi amigo, por lo menos no de una forma tan poco directa y tan hiriente.

El Pera lleva dos años sin polola y la última vez que terminó prometió no volver a enredarse en las telarañas de otra mujer. El Pera no quedó bien después de la Pau. Era la fiesta de cumpleaños de la mejor amiga de la Pau, que se llamaba Noelia o Paloma o tenía uno de esos nombres de canción de La Nueva Ola que por ahora no me acuerdo. El Pera siempre se ha buscado minas con onda rara. De esas súper artistas que no escuchan raguetón, ni comen hamburguesas en Mc Donald´s. Si Ámbar no comiera hamburguesas de Mc Donald´s nuestra relación no sería tan perfecta. La Pau estaba borracha de tanta cerveza importada y drogada con sustancias medio plásticas. Ése no hubiera sido problema, pero el Pera la encontró mordiéndole la lengua a la cumpleañera. Según el Pera, la Pau no se inmutó y lo invitó a tener sexo grupal. El Pera la miró y cerró la puerta, respiró, contó hasta dos y medio y volvió a abrir la puerta. Le dijo: “ok, hagámoslo, pero no vamos a volver a hablar”. Eso no se lo creo al Pera. Según él, fue un sueño que tenía desde pendejo, desde que empezó a ver películas de soft porno en Chilevisión, los martes, a las 23.15. Me acuerdo bien porque yo también las veía. Iba en octavo, tenía tele en la pieza y llegaba sagradamente todos los miércoles atrasado y con cara de culo a clases.


- Por eso no pololeo, por la Pau, por lo maraca que fue.
- Eso fue hace dos años, Pera.
- Pero aún no se me olvida… te juro que no se me olvida.
- No es como para olvidar, y tampoco te vai a andar quejando, si tampoco fue taaaan terrible.
- No seai huevón, si una cosa fue hacer mi sueño erótico realidad y otra haberme desilusionado de la Pau.
- A lo mejor la Noelia (quizás Paloma) era ultra mala.
- ¡A dónde! Es mucho más rica en pelotas, tiene unas tetitas que no te imaginai.
- Yo la vi dos veces y era medio gordita… medio entera.
- Era rica.
- No pasa nada.
- De verdad era rica, hueón.
- Yo creo que las minas te dejaron medio traumado.
- Me dejó traumado que la Pau haya sido lesbiana y que me haya invitado a hacer un trío.
- El que cumplió tu sueño…
- Sí, mi sueño porno quizás, pero hay que separar las cosas: por un lado está haberme desilusionada de la maraca de la Pau y por otro haber cumplido mi sueño erótico.
- ¿Con qué te quedai?
- Obvio que con las dos cosas, una para bien y otra para mal.
- Yo creo que teni que buscarte una mina.
- No lo creo, estoy bien así, hago lo que quiero.
- Yo creo que lo que más haci es correrte la paja pensando en las dos minas charchas de esa noche.
- Lo deci porque es tu sueño también y nunca lo hai cumplido.
- No sé cuál sea mi sueño, pero ni cagando es meterme con esas gorditas. ¿Pero te puedo dar un consejo? Escucha Elevador Operador de Ramones con Walter Lure.
- ¿Por qué?
- No sé, me ha dado vueltas en la cabeza los últimos días, quizás te haga olvidar los traumas.
- No son traumas, son aprendizajes.
- Si hubieran sido aprendizajes no llevaríai dos años más solo que un curao buitreao.


Friday, September 14, 2007

Carta Abierta a Ámbar Nakeb

De que La Vida Es Una Novela no hay discusión. Una constante historia que puede cambiar su rumbo en un segundo sin que la podamos controlar. Creo que es por eso mismo que he aprendido bien eso de que no importa por qué terminó, sino lo que duró, o algo así. Siento que no tengo mala palabra alguna para ti, Ámbar. Muy por el contrario. Siento (me carga escribir la palabra siento) que me entregaste algo más de vida, de esa que yo encontraba lejana.

En realidad estoy casi seguro que no quiero hablar de eso.

No quiero escribir ni de los momentos. Ni de lo que significó. Ni de haber vuelto a creer en el amor (eso sí que no lo quisiera ni pronunciar). Ni de por qué mi cama tiene tu olor. Ni de lo que íbamos a hacer juntos. Ni de pescar un auto e irnos bien lejos.

No lo quiero escribir porque sé bien que te cargaría. Te cargaría leer en una carta abierta dirigida hacia ti palabras que ya has visto en otras cartas, quizás no tan abiertas, y quizás no tan dirigidas hacia ti y escritas por quién sabe que desastroso personaje.

Personaje desastroso como el que tú crees que yo soy en este momento.
Y yo no lo creo de ti.
Porque –repito- es mejor mirar el vaso por lo medio lleno.

Eso del vaso medio lleno debe ser porque sino uno mismo se jode la vida solo. Y antes que eso es mejor que otros te la jodan. Lo ideal sería que nadie jodiera a nadie, en realidad. Como a ti te gusta: que nadie te joda en nada. Ni que te miren los ojos cuando alguien cree que tú estás equivocada. Y cosa más errónea pensar que alguna vez en la vida tú te has equivocado. Eso no es digno de una Ámbar.

… ¿Y qué va a pasar con él?

Nada. Conmigo no va a pasar nada. Seguramente seguiré haciendo las imbecilidades de siempre. Cometiendo los mismos errores. Fallando en las mismas cosas en las que siempre he fallado. ¿Y que será de ti? Nada. Seguramente seguirás en lo mismo. Escuchando la misma música. Caminando de la misma forma. Llegando tarde a las mismas cosas que llegas tarde siempre. Mirando de la misma forma. Besando igual. Llorando igual.
Hablando igual.
Pensando igual.
Comiendo igual.
Durmiendo igual.
Mordiendo.
Apretando.
Riendo.
Gritando.
Escuchando.
Amando.
Igual.

Será muy probable que en un tiempo más nos veamos y comencemos ese triste juego de a mí no me pasa nada contigo. Haciendo como que ya todo se olvidó y riendo de las cosas que estamos haciendo en ese presente que por ahora es futuro.

Eso es normal.

De una u otra forma las cosas seguirán igual. No igual a la normalidad que contemplamos los últimos nueve meses, pero seguirá igual con respecto al grosor de la vida misma. De esta vida-novela en la que estamos. Siempre ha sido así.


Cuando quisiste perder el control de todo, no te funcionó.

Quizás justo ahora te funcionó.


Cuando vas a pelear y lo pierdes todo, qué se le va a hacer.

Y si no lo intentas te quedas afuera, no somos así. Si se pudiera decir que estar escribiendo esto, a estas horas de la madrugada, con frío y con un sueño que oscila entre la vida y la muerte, tiene como fin algo, eso sería dejar en claro lo que por ahora estoy sintiendo por ti. En lo que se refiere a la inmediatez. Y lo que siento es básicamente una sonrisa irónica en mi pecho que me toma hasta la garganta y hace que por momentos los ojos se me achiquen y se me llenen de un líquido que hace tiempo no sentía.

De repente estoy durmiendo y esto no existe. Y para cuando despierte tú vas a estar a mi lado. Cuando eso pase te voy a abrazar y te voy a despertar y te voy a contar este sueño tan raro. Lejos el más raro y el menos real que he tenido. Aunque, pensándolo fríamente, este sueño no hace más que cumplir la regla de soñar contigo sagradamente cada noche, eso de por lo menos hace un mes.


Eso de que La Vida Es Una Novela

A veces la realidad supera la ficción. Eso ya es sabido. Creo que por el momento pasa otra cosa: la realidad se mezcló con la ficción. Caímos en una especie de licuadora infernal que da vuelta más rápido de lo que alguien querría y deja desastrosos resultados (los que son para nada culinarios). Porque La Vida Es Una Novela, la vida continúa. Incluso cuando las novelas llegan a su fin, la vida de los personajes continúa secretamente existiendo y avanzando. Es ahí cuando se baja el telón y la vida deja de ser una novela y se convierte simplemente en vida. Ahí es en donde cada uno elige vivir una vida con o sin vida, y con o sin los personajes de la novela.



Friday, July 06, 2007

Wednesday, June 13, 2007

Ámbar, mi droga


Puedo decir que el café es lo más parecido a una droga
para escribir. Por lo menos para mí. Puedo decir eso y que estoy enamorado. Lo del café quizás tenga discusión. Tengo amigos que les produce el efecto contrario. O sea, se ponen a dormir cuando lo beben.

También, como dije antes, estoy enamorado.

Creo que estar enamorado es lo más parecido a no querer que el tiempo pase. Pero el tiempo siempre pasa. Y las cosas, las relaciones, los sentimientos, incluso las personas, se van desgastando. Es parte de un ciclo natural. Incluso suena como un ciclo natural. Algo así como cuando uno escucha eso de nacer, desarrollarse y morir. Y seguramente. Y, muy seguramente (rectifico), uno cuando está enamorado no quiere que el sentimiento pase. O, por lo menos, o, lo que puede ser peor, uno nunca quiere quedarse queriendo solo. Eso también suena natural. Y sí que lo es. Es parte de una especie de egoísmo que todos tenemos metido dentro.

Y, además de estar enamorado, estoy seriamente comprometido. Lo que no es lo mismo, y no siempre es consiguiente. Eso bajo ningún aspecto. Creo, siento, incluso, que la cosa es recíproca. Lo que ha hecho cambiar varios aspectos de mi vida. Me encantaría decir que para mejor, pero decir eso sería mentir. Tampoco es para peor. El tema es que aún no sé si los
cambios que he experimentado y, principalmente, sentido; me perjudican o me favorecen. Eso seguramente lo dirá el tiempo. Aunque el tiempo no hable. O quizá el tiempo ni exista.

También puedo decir que de quien estoy seriamente enamorado es Ámbar Nakeb.

Y en realidad siento que si no me hubiera enamorado de ella, no me hubiera enamorado de nadie. De hecho me llama mucho más la atención el hecho de haberme enamorado de alguien, que el hecho de estar con alguien. Creo que no estaba en mis planes. No sé si algu
ien lo planeará en realidad. Pero yo por lo menos, no lo esperaba. Aunque siento que nunca dejé de pensar en ella.

Nunca dejé de pensar en ella, porque la conocí hace un par de años. Creo que en un verano. En alguno de esos veranos que tenía hace un par de años. Un par de años como esos años en los que era posible hacer lo que fuera. Antes no tenía tanto miedo como ahora. Recuerdo que ella siempre me llamó la atención. Ahora que lo pienso, hasta siento el momento que por primera vez la vi. Ella estaba tapándome el sol. La vi y pareciera que mi respiración se hubiera detenido un segundo. Eso recuerdo.

Y el café es una buena droga.
Ámbar también es como una droga.


Sunday, February 18, 2007

No mucho más que un poco de realidad


El hombre más cúl de la televisión, de la radio, y de los comerciales de multitiendas, ahora se dedica a cantar. Canta algo así como que su mamá le está llamando por teléfono todo el rato. Y que eso le da miedo. A mí también me da miedo que mi mamá me llame por teléfono, siempre que ella lo hace o es para preguntar qué estoy haciendo y dónde estoy, o para mandarme a hacer algo que seguramente no me gustará mucho hacer. Creo que así son las mamás. Todas son iguales. Tienen necesariamente que ser iguales.

Otra cosa que me da vueltas en la cabeza son los comentarios en los fotologs. ¿Será posible que todo el mundo sea siempre tan amable? Todo el mundo se quiere ver con todo el mundo. Y todo el mundo se quiere juntar a carretear (o a “tomarse unas chelitas”) con todo el mundo. Todo el mundo ama a todo el mundo. Todo el mundo extraña a todo el mundo. Y todo el mundo agrega a “efés” (¿qué será eso?) a todo el mundo. Entendamos esto como parte de la falsedad que tenemos inmiscuida en nuestra idiosincrasia. Pienso que sería buena idea hacerme un fotolog. El fotolog del Benja Cruz. Ahí seguramente toda la gente me querría. Por lo menos sería una ventana cibernética de felicidad.

Hace un tiempo conocí por uno de estos fotolog a una chica que se veía bastante bien en su sitio de fotos. Era una de las favoritas que tenía el Guata en su propia página pro-hedonismo. Yo le hice uno de esos comentarios falsos: “Hola. Rico conocerte. Lindas fotos, visita mi blog...”. Ella lo visitó. Empezamos a hablar. Hasta que nos juntamos, un día cualquiera, a tomar algo. La reunión fue en Manuel Montt (me gusta Manuel Montt, aunque esté trillado). Yo pedí un ron, ella un Daikiri (creo que así se escribe) y conversamos, nos reímos hasta bien tarde.

- Yo pensaba que la gente ponía las fotos que más le acomodaban, en las que se veía mejor, en su fotolog. –dije antes de poner los labios en mi vaso.
- Pero si así es –me dijo ella.
- No lo creo. Tú eres mucho más bella en persona.

Ella se llamaba Pía. Pía es un nombre que no me cae bien. Pía es casi como no tener nombre, es como el diminutivo de uno.

La cosa es que conversamos de la vida, nos reímos otro tanto, y tuvimos muy buena onda. La fui a dejar a su casa. No pasó mucho en realidad. Creo que lo más interesante fue haber tenido una relación humana con alguien que existía sólo en mi computador. Pensé que no se podía. Que la gente que está detrás, en el ciber espacio, es sólo ficción. Y no. También es de carne y hueso.

Tuesday, January 09, 2007

El Idioma de Tus Ojos


No sé bien por qué, pero ahora, en medio de la noche, en plena madrugada de un caluroso enero, me siento a escribir sobre ti. Siendo que seguramente lo que debería estar haciendo es dormir contigo, haciéndote cucharitas, como a ti te gusta. Y como a mí me gusta también. Y hablo de estar escribiendo ahora como algo anormal, porque tú, mujer que tanto soñé, estás a esta hora durmiendo en mi cama, con las piernas recogidas y dejando ver su silueta sólo tapada por mi sábana celeste a rayas blancas. De verdad, no entiendo qué hago acá, escribiendo. Te debería estar abrazando, demostrándote mi casi amor después de haber hecho el amor de la manera que lo hicimos. Y es que yo no suelo contar estas cosas de ésta manera, pero ahora, como pocas veces, intento traspasar sentimientos más que carne. Y hace no mucho rato tuvimos carne, pero también te dije al oído que “para mí esto no es follar”. Aunque casi sé que para ti sí lo es. Aunque te cargue decirlo y asumir que sueles guiarte por la carne y el sexo. Quizás no lo aceptas de la boca hacia fuera solamente. Quizás también estoy ahora escribiendo porque necesito dejar plasmado el sentimiento que casi me rebasa (lo siento dentro del pecho). Quizá, también esté escribiendo esto –que no sé bien qué es- porque me siento enamorado de ti y porque tengo la mala costumbre de no darme cuenta, o no querer darme cuenta de ello. Creo que sería mala idea enamorarme de ti. Sería lo más cercano a tirarse desde el décimo piso de un edificio directo al poco acogedor pavimento de cualquier calle. Sin duda te tengo miedo. Y quizá por eso también ahora esté escribiendo y escribiendo sin querer terminar jamás: por miedo. Por el miedo que tú inspiras en mí. Por la seguridad que sé que tienes. O, incluso, la inseguridad (no sé cómo explicarlo) que hace que pareciera que no sabes nada de lo que quieres y que cada cosa que se hace tuya la puedes desechar de un momento a otro sin que se te remuerda la conciencia ni un poco. No quiero decir que eres una mala mujer, muy por el contrario. Pero puedo decir que no eres una buena persona de la cual enamorarse. Porque tú no te enamoras. Quizá nunca te has enamorado de verdad. ¿Y por qué deberías enamorarte de mí? De un pobre tipo que no le gana a nadie en nada. Que ni siquiera suele empatar. (Eso se está empezando a transformar en una especie de lema de mi existencia).

Te acabo de mirar y eso dio como para haber hecho un punto aparte. Lo digo porque te quedé mirando por lo menos cinco minutos. Pensando mil cosas. Puedo decir que en mi cama nunca había dormido una mujer tan hermosa. Puedo describir cómo estás: Con tu polera corta amarilla y unos calzones blancos con bordes celeste, cubierta con mi sábana (que espero quede impregnada con tu olor). Con una mano por sobre tu cabeza y la otra afirmándote una oreja. Levemente inclinada. Con una pierna recogida. Con tus ojos bien cerrados y una especie de luz que me trasmite algo que no suelo sentir (no quiero asustar a nadie diciendo que nunca antes lo había sentido). Y yo, como idiota, escribe que escribe, sin poder (sin querer) dejar de hacerlo. Quizá simplemente porque sí. Seguramente sin un sentido fijo. Y tenerte a mis espaldas, mientras yo sigo intentando describir lo que para mí es realmente indescriptible, me calma, me tranquiliza, me da paz. Porque, pensándolo bien, si ahora me parar y fuera donde tú estás durmiendo, y te diera un beso mientras sueñas quizás en qué, no haría mucho más que lograr que el amor que tengo, que te tengo, se agrande y logre tocarte. Y eso no es lo que realmente me asusta. Sino que me asusta, por sobre todo que lo sepas, que sepas y entiendas lo que siento por ti. Soy cobarde. Lo sé. Y lo quiero seguir siendo.

Tú me inspiras demasiado amor. Amor que no estoy dispuesto a entregar. ¿Por qué? Porque así no corro riesgo. Así no daño a nadie y nadie me daña a mí. Es un buen trato. Y porque, como te dije, lamentablemente me cuesta confiar en ti. Y ahí tú como que te sentiste, pero al poco rato te diste cuenta que yo tenía razón. Y no me lo dijiste (pero yo bien lo supe) porque nunca vas a aceptar que a veces yo te gano. Aunque sueles ser tú la que gana en todo y yo tampoco lo asumo mucho. Y si empezamos a hablar de ganar y/o perder tú y yo sabemos que perder es lo que más podemos sacar de esto. Porque sí. Casi simplemente porque sí. Porque ambos no estamos tan cuerdos. Porque no sabemos mucho lo que queremos. Porque ambos tiritamos de miedo al saber del otro. Porque estoy seguro que a ti, al igual que a mí, también se te llena el pecho de puntitos como Peta-Zetas cuando sabemos algo del otro. Y quizá eso no sea amor. Y eso es algo muy probable. Pero por lo menos es algo muy parecido. Y sabe parecido.

Puedo decir que sabes parecido a un sueño. Si alguna vez alguien pudiera morder un sueño me entendería. Tú haces que el tiempo contigo se haga pasado inmediatamente. Creo que viviría atado a tu cintura. Creo que podría estar horas, días, meses chocando tu nariz con mi nariz y mirando tus ojos que hablan. Porque tus ojos, como nunca antes lo había visto, hablan. Dicen cosas. Eso sí, dicen cosas que no puedo entender muy bien. A veces dicen algo como no me ames. No sé. Creo que prefiero seguir sin entender el idioma de tus ojos.

Sunday, January 07, 2007

Arrancando el año

En mis manos cayó el libro "Abzurdah" de Cielo Latini, una chica que se hizo famosa, o "famosa", por escribir en un blog cosas ligadas a la anorexia y al poco interés de seguir con vida. En realidad, escribía uno de esos blogs de gente que le cuenta a todo el mundo que lo único que quiere es matarse, pero en realidad nunca lo hace. He aprendido últimamente que la gente que habla mucho es siempre la gente que hace poco. Una vez la Chica me prestó uno de esos libros de metafísica que tienen la portada de colores chillones, y ahí decía que cuando uno quiere hacer algo tiene que concentrarse en eso y tratar de no comentarle a nadie qué es lo que se tiene entre manos, principalmente, decía, para que las energías no se vayan por otros caminos y se centren solamente en lo que uno quiere. La verdad es que yo le encuentro toda la razón. Cada vez que quiero hacer algo, y le cuento a mis amigos, me sale mal. Algunos dicen que eso también se llama la Ley de Murphy, o de Eddye Murphy, como una vez dijo el Pera.
También he estado pensando en por qué siempre lo relacionado con el amor produce tantas urticarias. Y pensar que hay gente que dice que el amor es bonito. El amor lo que menos tiene es bonito. Lo que más hay son problemas. Siempre hay problemas, de todo tipo. Que la plata, que éste miro a ésta, que ésta a éste. Que cómo se te ocurre y mil cosas más. Por eso yo no tengo novia y tampoco me interesa tenerla. Aunque siempre que digo eso empiezo a tragarme las palabras al poco tiempo. Uno siempre termina tragándose las palabras. Uno siempre dice, hace, ve cosas que no espera. Yo ya estoy aburrido de que las cosas no salgan como espero.
La Chica, que es bastante esotérica, anda con varios horóscopos de distintas revistas leyendo el fututo que a cada uno de los personajes de mi grupo de amigos. Al Guatón siempre le recalca que en lo amoroso va a estar bien, aunque aun no va a conocer el gran amor de su vida. Sin duda a la Chica le sigue gustando el Guatón. Y eso que son una pareja tan dispareja, como Sergio Lagos con la Bolocco. A mí me sale en una revista que este año tendré lo material, por fin lo material. En realidad no me interesa mucho. Pero en otra me sale que tendré que aprender a perder. ¡Aprender a perder! Pero si no le he ganado en nada a nadie. Ni siquiera he empatado alguna vez. Y más encima me dicen que tengo que aprender a perder. ¡Aprender a perder!, es que lo repito porque no lo creo, no lo entiendo, no lo quiero. En el amor: "en los primeros meses del año tendrá una relación amorosa con quien menos se espera". Eso si que no lo creo, y ojalá que se cumpla. Y ojalá que Angelina Jolie por fin deje a Brad Pitt por este tremendo pedazo de filete chileno.
Yo ya no creo en muchas cosas. Y me gustaría volver a creer en cosas. En cosas tontas, como que el conejito de los dientes existe, o que el otro conejo, el de pascua, caga huevitos de chocolates en semana santa.