Wednesday, June 13, 2007

Ámbar, mi droga


Puedo decir que el café es lo más parecido a una droga
para escribir. Por lo menos para mí. Puedo decir eso y que estoy enamorado. Lo del café quizás tenga discusión. Tengo amigos que les produce el efecto contrario. O sea, se ponen a dormir cuando lo beben.

También, como dije antes, estoy enamorado.

Creo que estar enamorado es lo más parecido a no querer que el tiempo pase. Pero el tiempo siempre pasa. Y las cosas, las relaciones, los sentimientos, incluso las personas, se van desgastando. Es parte de un ciclo natural. Incluso suena como un ciclo natural. Algo así como cuando uno escucha eso de nacer, desarrollarse y morir. Y seguramente. Y, muy seguramente (rectifico), uno cuando está enamorado no quiere que el sentimiento pase. O, por lo menos, o, lo que puede ser peor, uno nunca quiere quedarse queriendo solo. Eso también suena natural. Y sí que lo es. Es parte de una especie de egoísmo que todos tenemos metido dentro.

Y, además de estar enamorado, estoy seriamente comprometido. Lo que no es lo mismo, y no siempre es consiguiente. Eso bajo ningún aspecto. Creo, siento, incluso, que la cosa es recíproca. Lo que ha hecho cambiar varios aspectos de mi vida. Me encantaría decir que para mejor, pero decir eso sería mentir. Tampoco es para peor. El tema es que aún no sé si los
cambios que he experimentado y, principalmente, sentido; me perjudican o me favorecen. Eso seguramente lo dirá el tiempo. Aunque el tiempo no hable. O quizá el tiempo ni exista.

También puedo decir que de quien estoy seriamente enamorado es Ámbar Nakeb.

Y en realidad siento que si no me hubiera enamorado de ella, no me hubiera enamorado de nadie. De hecho me llama mucho más la atención el hecho de haberme enamorado de alguien, que el hecho de estar con alguien. Creo que no estaba en mis planes. No sé si algu
ien lo planeará en realidad. Pero yo por lo menos, no lo esperaba. Aunque siento que nunca dejé de pensar en ella.

Nunca dejé de pensar en ella, porque la conocí hace un par de años. Creo que en un verano. En alguno de esos veranos que tenía hace un par de años. Un par de años como esos años en los que era posible hacer lo que fuera. Antes no tenía tanto miedo como ahora. Recuerdo que ella siempre me llamó la atención. Ahora que lo pienso, hasta siento el momento que por primera vez la vi. Ella estaba tapándome el sol. La vi y pareciera que mi respiración se hubiera detenido un segundo. Eso recuerdo.

Y el café es una buena droga.
Ámbar también es como una droga.