Sunday, April 23, 2006

Éxtasis
Primera Parte


Pause Still.
La vida continúa rodando como una juguera y yo sigo adentro. A mí nadie me preguntó si quería vivir, si quería aportar con mi escasa existencia a la humanidad. Estas cosas las pienso cuando ando bajoneado o cuando me pasa algo que me deja en el aire. Hace poco me ocurrió lo último.


Play.
(Cafetería-Casino de la universidad que me acoge)

- Ayer fui a ver a Javiera Mena en la Sala Master. Estuvo increíble. Debiste haber ido conmigo, te lo perdiste. –Sostuve después de echarle dos de azúcar a mi café oloroso.
- Tenía ganas de ir, pero de verdad no pude. ¿A qué hora llegaste a tu casa? –Me preguntó la Cata con su carita de angelito
- Como a las doce. –Respondí medio baboso.
- ¿Con quién fuiste?
- Solo. A veces me gusta eso de salir solo, me siento como critico de espectáculos. Como si fuera a trabajar y no ha pasarlo bien. En realidad esos son rollos míos. –dije antes de beber mi café con vainilla.
- Como siempre.
- Mira, esa chica me gusta. La que está ahí, al lado de la gordita...
- ¿Cuál? ¿Esa de chaqueta negra? ¡Es muy fea de cara! De cuerpo... mmm... igual salva, pero de cara... es pésima.
- Bueno. Déjame. Además, siempre me han gustado las feas...
- ¡Oh!, Gracias –Ironizó Catalina.
- O sea, tú has sido la única mina bonita que me ha importado. De verdad. Mi ex-novia era bastante poco agraciada físicamente. Yo creo que por eso estaba medio enamorado de ella, porque era algo que iba más allá de lo estético.
- Te creo. Pero ella es muy fea, no lo digo ni por celos ni porque esté picada. O sea, igual ¿de qué debería estar celosa? Tú y yo no tenemos nada. Siempre te lo he dejado claro. Porque ¿lo tienes claro, cierto? No es de celosa... mmm… no… definitivamente no es de celosa. Es que yo… no sé… tú me caes bien… te tengo cariño. Debe ser por eso. Espero que sea por eso.
- Lo tengo más que demasiado claro. Mándame buenas vibras. Voy a ir a hablarle. Chao. Y no se ponga celosa, que le queda mal. –Le dije a la Cata, dándole un beso en la cara y sin mirarle los ojos.



Rew. 32x

Las nuevas estudiantes de mi universidad no tienen ningún brillo. No existe ninguna que se pueda comparar a la Catita, por ejemplo. Eso está claro y no tiene peros. Aunque toda regla tiene su excepción. Por alguna circunstancia, los de segundo de Periodismo nos topamos con los mechones de Sociología en un ramo. Ahí está ella. No es guapa. Definitivamente no. Pero tienen ese no sé qué que a mí me vuelve loco. Esa mirada felina y profunda que me llama tanto la atención.

Se llama Javiera y tiene 19. Una vez la saludé y ella me sonrió. Yo llevaba un café con chocolate en mi mano y me puse tan tiritón que casi se me da vuelta.



Fast Forward

Tomé mis cosas y la Cata se quedó conversando con una amiga. Dejé mi mente en blanco y me senté al lado de la Javiera. Ella estaba sola y leía un libro de Antropología.

- Hola. Está complicado lo del libro –dije, un poco antes de ponerme nervioso.
- Hola. La verdad es que no entiendo mucho. No lo pude leer entero y me confunde el concepto de Relativismo Cultural. –me comentó como si me conociera de toda la vida.
- Emmm. Eso yo lo entendí bien. Si quieres te lo puedo explicar, no hay ningún problema. –Afirmé medio tiritón.
- Ya. Excelente. Pero, ¿puede ser mañana? Ahora me tengo que ir a mi casa.
- Bueno. Mañana entonces. Yo también me voy.
- Yo camino hasta el centro ¿y tú?
- También. –dije entre alucinando e incrédulo.



Walk Idiot Walk

- A mí también me gusta The Hives. En realidad quién me mostró su música fue mi pololo...
- Ahhh. Entonces pololeas –Dije-. Ustedes nacen pololeando –Pensé.
- Sí. O sea, no. En realidad: No sé.
- Cómo que no te estoy entendiendo...
- Lo que pasa es que a mi novio –o ex novio- no lo he visto hace dos semanas. Estábamos bien. Súper bien. Saliendo de discusiones tontas, esas que siempre hay en todas las relaciones. Incluso ese Domingo, había sido el Domingo más lindo que recuerde con alguna persona. Pero de él no he sabido nada más. Se lo trago la tierra...
- Pero... ¿no lo hai llamado a su celular, o a su casa?...
- Sí, pero no me contesta. Incluso lo han llamado amigos y tampoco hay respuesta. Me tiene demasiado preocupada.
- No es para menos. Podría estar muerto o haberse ido con otra mina. Creo que esas son las posibilidades...
- ¡No digas esas cosas! Aunque en realidad, si es que se fue con otra, hubiera preferido que me dijera, que me mandara a la mierda antes de tener que aguantar esta angustia, esta inestabilidad.

Llegamos a la recepción del edificio donde vive la Javiera. Desde los diecisiete años que es auto-dependiente, se fue de su casa porque ya no soportaba a sus papás. Ella trabaja en una oficina de administración (o algo así) y paga el arriendo de su departamento que está ubicado enfrente del cerro Santa Lucía. Ella vive totalmente sola. Sus papás –además de pagarle la universidad- no hacen mucho más por ella.

Me encanta. Su seguridad. Su independencia. Su madurez precoz. Casi me excita su valentía. También me mueve las hormonas el hecho de que viva sola. Y vive sola a escasas tres cuadras de mi casa. Siento que esta historia tiene continuación. Me gusta la idea.



Paréntesis

[Hay gente que me ha preguntado si estos escritos son la realidad absoluta de mi vida o si solamente forman parte de una rara-idea de pura y santa ficción. Simple. ¿Qué diferencia habría si una de estas alternativas fuera superlativa a la otra?]