Wednesday, December 20, 2006


La Vida es Escupir

Cuando voy a la casa del Toti, siempre terminamos en la alfombra de su living conversando, tomando cervezas de 350cc y viendo películas, o Dvd´s de recitales. A veces también comiendo Doritos de queso, que nos dejan las manos y el aliento fuerte. La mamá del Toti no nos dice nada. Una vez nos preguntó que cuándo le presentaríamos a nuestras pololas, y el Toti dijo que yo era como su polola, pero sin pololear.

El Toti no tiene novia porque es un idiota con las mujeres. Él busca una chica que escupa más lejos que él, o una que sepa las canciones de HIM. Yo nunca le he visto una novia. De hecho creo que nunca he visto a una mujer escupir bien. Las mujeres no escupen bien. No saben la técnica. Lo puedo asegurar porque a la Ale, mi ex de hace mucho tiempo (la recuerdo con cariño aún) una vez le intenté enseñar a tirar pollos. Pero fue un rotundo fracaso. Ella terminó con su polera toda baboseada y yo seco de tanto enseñarle.

-¿Y si las mujeres supieran todas escupir?, encuentro que sería feo –Acoto antes de meterme unos Doritos de queso a la boca.
-¿Por qué?
-Claro, imagínate a Scarlett Johansson escupiendo, no se vería bien.
-Sería cul. –mastica el Toti.
Ese día veíamos Match Point de Woody Allen.
-Scarlett Johansson quizás sepa escupir, tiene cara de escupidora –digo medio aburrido.
-Yo a Scarlet Johanson le haría de todo.
-¿Aún cuando no supiera escupir?
-No, estoy seguro de que ella sabe escupir bien. –remata el Toti.
-Ahhhh –digo y continúo –a mí me gustaría una mujer que supiera chiflar fuerte.
-¿Y para qué querí una mujer que sepa chiflar?
-No sé, me gustan las mujeres que saben chiflar. Lo encuentro cul.
-Tú si que estás loco.
-Quizás.
Los protagonistas de la película se agarran en un tremendo beso bajo de la lluvia y se pierden en un campo inmenso de trigo. Nosotros comemos más Doritos y bebemos otra Paceña.
-Ese es beso, hueón.
-Sí, la cagó, rica la mina –digo casi suspirando
-Y tú queriendo una mina que chifle, el hueón loco.
-Mmmm, en realidad... ahora no, ahora prefiero una mina que sepa besar con el cuerpo completo, como la de la película, que te agarre la cara con las manos y que me bote enredando sus piernas entre mis piernas. Si alguna vez una chica me hace eso, me caso.
-Buena, ahí sí. Yo igual, pero eso sí: si no tira escupos, no me caso.

Carta Abierta a Ámbar Nakeb

Si pudiera hacer una especie de rememorización de los momentos felices o agradables de mi vida, sin duda tú estarías en, a lo menos, una mención honrosa. Y es raro, porque no muchos minutos son los que he estado contigo. No voy a decir que es amor (a pesar que es muy probable que lo sea, o que por lo menos sea una degeneración de amor), pero sí voy a asegurar que contigo, o con lo que fui contigo, o con lo que tú fuiste conmigo, tengo un cariño por lo menos muy importante hacia tu persona.
Seguramente tiene mucho que ver con tu extraña personalidad. La que en realidad nunca he podido comprender a cabalidad. Sinceramente, el no haber podido leer tu mente, ha sido uno de los factores que hacen que yo aún esté pensando en ti. Meses después de la última vez que nos vimos, y ni hablar del último beso que nos dimos. Insisto, no quiero hablar de amor, a pesar de que muy probablemente sea lo que siento por ti.
Tengo que declarar que mientras escribo esta misiva, las ganas de verte, abrazarte, besarte y unas cuantas cosas más que terminan en "arte", me inundan. Creo que lo que más haría sería raptarte. O sería lo primero, por lo menos. Siento que muy probablemente no estarías en desacuerdo, pero no mucho tiempo te demorarías en ser tú la que toma las riendas de la situación, y terminarías siento tú la raptora de mi humanidad. Así eres tú. Algo así, en realidad, eres tú. No mucho te logré conocer. Y me encanta eso.

Tuesday, December 12, 2006

Todos las Mujeres Son Infieles (Deben Venir Así de Fábrica)


Cuando mi mamá sale con su pololo los fines de semana, siento que por fin tengo mi casa propia y por fin puedo hacer lo que quiera. La felicidad se me acaba cuando me da hambre y me doy cuenta de que no se preparar ni un plato de tallarines. Me han dicho que eso es lo más fácil de cocinar. Mi mamá lleva una semana en no se qué playa, descansando, liberándose del estrés que le provoca esa oficina llena de viejas y de teléfonos que suenan gangosos cada 30 segundos. Yo no duraría ni un día en esa pega. Yo siempre he pensado que mi trabajo ideal es el de periodista, pero el de periodista de televisión. Viajan varios días y trabajan 2 horas. Y les pagan con bastantes ceros, también. En el fondo lo que quiero es lo mismo que todo el mundo: trabajar poco y ganar mucho. Es una máxima humana universal, es obvio. Es como que alguien te proponga escoger una mujer entre todas las mujeres del mundo, para hacerla feliz, hacerla reír 25 horas al día, darle besitos y esas cosas. Obvio que yo elegiría a la Cata, o a Ámbar. Cualquiera de las dos. Creo que es siempre bueno tener dos opciones, da como seguridad en el día a día. No sé bien a cual de las dos escogería en realidad. Quizás pediría cambiarme a uno de esos países raros para poder escogerlas a las dos. Es lo más sano.

Me he dado cuenta que los problemas universales están siempre centrados en el amor. O en el sexo. En realidad no sé bien si sean los problemas, pero lo que más causa expectación en la gente es cuando a alguien le pasa algo que posiblemente le podría pasar a un número considerable de gente. También es una especie de morbo. Somos todos morbosos. Yo soy bastante morboso. Y caliente, como me decía una ex. “Ahhh... ¡caliente!”. Pero yo sé que igual le gustaba. Si a todo el mundo le gustan esas cosas. Lo que pasa es que no nos atrevemos a reconocerlo.

Con el Pera tenemos una teoría que dice que las minas fieles son las que no existen. O sólo son fieles las que en realidad son hombres que se disfrazan de mujeres. Porque nosotros sí que sabemos de ser leales a la pareja. Las mujeres no. A mí antes me producía recelo aceptarlo, porque muy lamentablemente me gustan demasiado las mujeres. A pesar de que en varias ocasiones me lo puse en duda, intencionalmente, pero no, encuentro realmente intolerable y de mal gusto que un masa de carne viva te atraviese una y otra vez. Y nunca me ha gustado un hombre, a diferencia de algunos amigos míos que (entre borrachera y madrugada) dicen haberse sentido atraídos alguna vez en su vida por algún otro macho. Puedo decir que me gustan las minas. Y mientras más minas, más me gustan. Cuando digo “más minas”, me refiero a más escandalosas, y principalmente más infieles. Porque la infidelidad es una de las características de la mujer. Y yo lo tengo más que claro. Por eso no tengo una relación estable y seria. O “seria”. Porque no estoy tan preparado sicológicamente para compartir una relación con otro pelotudo. Aunque a veces parezca un veinteañero de mente amplia. No sé si se entendió bien. Me gustan las mujeres infieles, me gustan mucho, pero ojalá que no lo sean, o por lo menos que no lo demuestren. Porque las mujeres son expertas en que no nos demos cuenta de nada. Son una especie de brujas. Es un tema complicado.