Friday, September 14, 2007

Carta Abierta a Ámbar Nakeb

De que La Vida Es Una Novela no hay discusión. Una constante historia que puede cambiar su rumbo en un segundo sin que la podamos controlar. Creo que es por eso mismo que he aprendido bien eso de que no importa por qué terminó, sino lo que duró, o algo así. Siento que no tengo mala palabra alguna para ti, Ámbar. Muy por el contrario. Siento (me carga escribir la palabra siento) que me entregaste algo más de vida, de esa que yo encontraba lejana.

En realidad estoy casi seguro que no quiero hablar de eso.

No quiero escribir ni de los momentos. Ni de lo que significó. Ni de haber vuelto a creer en el amor (eso sí que no lo quisiera ni pronunciar). Ni de por qué mi cama tiene tu olor. Ni de lo que íbamos a hacer juntos. Ni de pescar un auto e irnos bien lejos.

No lo quiero escribir porque sé bien que te cargaría. Te cargaría leer en una carta abierta dirigida hacia ti palabras que ya has visto en otras cartas, quizás no tan abiertas, y quizás no tan dirigidas hacia ti y escritas por quién sabe que desastroso personaje.

Personaje desastroso como el que tú crees que yo soy en este momento.
Y yo no lo creo de ti.
Porque –repito- es mejor mirar el vaso por lo medio lleno.

Eso del vaso medio lleno debe ser porque sino uno mismo se jode la vida solo. Y antes que eso es mejor que otros te la jodan. Lo ideal sería que nadie jodiera a nadie, en realidad. Como a ti te gusta: que nadie te joda en nada. Ni que te miren los ojos cuando alguien cree que tú estás equivocada. Y cosa más errónea pensar que alguna vez en la vida tú te has equivocado. Eso no es digno de una Ámbar.

… ¿Y qué va a pasar con él?

Nada. Conmigo no va a pasar nada. Seguramente seguiré haciendo las imbecilidades de siempre. Cometiendo los mismos errores. Fallando en las mismas cosas en las que siempre he fallado. ¿Y que será de ti? Nada. Seguramente seguirás en lo mismo. Escuchando la misma música. Caminando de la misma forma. Llegando tarde a las mismas cosas que llegas tarde siempre. Mirando de la misma forma. Besando igual. Llorando igual.
Hablando igual.
Pensando igual.
Comiendo igual.
Durmiendo igual.
Mordiendo.
Apretando.
Riendo.
Gritando.
Escuchando.
Amando.
Igual.

Será muy probable que en un tiempo más nos veamos y comencemos ese triste juego de a mí no me pasa nada contigo. Haciendo como que ya todo se olvidó y riendo de las cosas que estamos haciendo en ese presente que por ahora es futuro.

Eso es normal.

De una u otra forma las cosas seguirán igual. No igual a la normalidad que contemplamos los últimos nueve meses, pero seguirá igual con respecto al grosor de la vida misma. De esta vida-novela en la que estamos. Siempre ha sido así.


Cuando quisiste perder el control de todo, no te funcionó.

Quizás justo ahora te funcionó.


Cuando vas a pelear y lo pierdes todo, qué se le va a hacer.

Y si no lo intentas te quedas afuera, no somos así. Si se pudiera decir que estar escribiendo esto, a estas horas de la madrugada, con frío y con un sueño que oscila entre la vida y la muerte, tiene como fin algo, eso sería dejar en claro lo que por ahora estoy sintiendo por ti. En lo que se refiere a la inmediatez. Y lo que siento es básicamente una sonrisa irónica en mi pecho que me toma hasta la garganta y hace que por momentos los ojos se me achiquen y se me llenen de un líquido que hace tiempo no sentía.

De repente estoy durmiendo y esto no existe. Y para cuando despierte tú vas a estar a mi lado. Cuando eso pase te voy a abrazar y te voy a despertar y te voy a contar este sueño tan raro. Lejos el más raro y el menos real que he tenido. Aunque, pensándolo fríamente, este sueño no hace más que cumplir la regla de soñar contigo sagradamente cada noche, eso de por lo menos hace un mes.


Eso de que La Vida Es Una Novela

A veces la realidad supera la ficción. Eso ya es sabido. Creo que por el momento pasa otra cosa: la realidad se mezcló con la ficción. Caímos en una especie de licuadora infernal que da vuelta más rápido de lo que alguien querría y deja desastrosos resultados (los que son para nada culinarios). Porque La Vida Es Una Novela, la vida continúa. Incluso cuando las novelas llegan a su fin, la vida de los personajes continúa secretamente existiendo y avanzando. Es ahí cuando se baja el telón y la vida deja de ser una novela y se convierte simplemente en vida. Ahí es en donde cada uno elige vivir una vida con o sin vida, y con o sin los personajes de la novela.



1 comment:

Angie said...

No puedo opinar sobre lo que sientes, porque eso es algo que sólo te pertenece a tí. Darte algun consejo sería igual de inapropiado, porque para eso estan los amigos y sobre todo porque ¿quién es uno para opinar sobre lo que otro siente?¿quien es uno para hablar sobre la validez de lo que pasa por la vida de otro sujeto? Y porque a mi cuarto de siglo no tengo casi respuesta para nada y porque solo puedo decir que...todo pasa...no se si pasa por algo, pero todo pasa..