Monday, January 02, 2006



Capítulo 1


Hola. Quizás sea bueno que me presente. Me llamo Benjamín, tengo 21, estudio Periodismo en una universidad privada (me faltaron diecisiete puntos para quedar en la Chile), no me quejo de la educación que ahí me dan. Vivo en el centro, cerca de la Plaza Italia. Escucho a Illya Kuryaki y a Incubus, a veces me pongo medio punk y me da por Papa-Roach y Sex Pistols, pero eso es sólo a veces. No tengo polola, pero hace poco tuve una. Lo de mi ex se me pasó casi por completo, ahora me estoy enganchando con una compañera de mi universidad, ella es dos años menor que yo, se llama Cata. Bueno, en realidad María Catalina, pero le carga que la llamen por su nombre completo y menos María a secas (la verdad es que a mi también me parece un poco pasado de moda y hasta casi religioso). Entre la Cata y yo no pasa nada. Una vez nos dimos un par de besos locos, pero fue de curados. En realidad ella fue quien dijo eso. Creo que la Cata prefiere tenerme como amigo y a mí me da miedo intentar algo más, por la sola posibilidad de que se espante y se aleje. Por lo menos así logro oler su cuello cada mañana que la saludo con un beso en la cara.

Tengo varios amigos. Amigos de primera, segunda y tercera. Amigos al fin. Algunos por la necesidad de no estar sólo, otros por una cuestión de relación de años, otros son amigos de carrete y sus derivados y otros “amigos”, así, entre comillas. El José, el Memo, el Pera, el Toti, la Chica y el Guata son los que se me vienen a la mente en este momento, ellos deben ser los más importantes. Si se me escapa algún nombre, seguramente me arrepentiré, pero todos saben que soy medio cabeza de pollo. Con los muchachos carretiamos harto. Tomamos harto. Nos drogamos a veces, casi siempre cuando la noche está aburrida, y nunca con drogas muy fuertes, a lo más un poco de marihuana y algo de Cloruro de Etilo o “popper” (eso lo aprendí en mi colegio, era casi un ritual para los que pasaban a cuarto medio). El Cloruro lo compramos en una farmacia donde nos venden sin tener receta. El “popper” produce una inmensa risa que dura al rededor de un minuto. Después de eso quedamos como si hubiéramos corrido varias cuadras delante de los pacos. Agitados y excitados.

Algunas veces pienso que a mis 21 debería estar empezando a hacer algo importante con mi vida. La verdad es que recién empecé a estudiar lo que quiero. Los años anteriores los dividí entre estar tirado en mi cama viendo tele, vivir durante casi un año en la casa de mi tío en Nueva York -en realidad en Port Chester, que está al lado- y tomar un año sin presiones, estudiando-carreteando, en el preu de la Chile. Creo que está claro que lo menos provechoso fue mi año post-educación media, en donde me dediqué rotundamente a no hacer nada. Incluso me aburría el hecho de despertar y quedar desocupado. Mi mamá se cansó de eso, y con la necesidad de darme una buena enseñanza, juntó plata y me mandó donde su hermano mayor, José. –¡Es hora de que alguien te dé una buena lección sobre la vida, José ha sabido ganarse la suya y estoy segura que logrará lo que yo no he podido: hacer que despiertes, que alguna vez tengas ganas de ser alguien!. ¡Haz desperdiciado tu vida!. –me gritó ultra choriada. En realidad me dolió lo que me dijo mi mamá esa vez, ella nunca me trata mal, pero la felicidad que sentí al saber que mi castigo era ir a vivir durante un tiempo indefinido a la tierra de los Mc Donalds y del Empire State, era superior a cualquier mal rato.

La única vez que había visto a José, mi Tío, yo tenía como 8 años y no me acuerdo de mucho más que de los días enteros que viajamos en su auto desde Nueva York hasta Orlando, con el único fin de ver a la réplica del ratón Mickey y a varios tipos con movimientos afeminados disfrazados de Chip y Dale.

Ahora tenía 19, un bolso inmenso, sueño y hambre. Volé. Llegué. Estaba sólo. José me fue a buscar al aeropuerto. Al Newark International Airport. Simplemente para resumir: hoy José es mi mejor amigo. No recuerdo otro año como ése. Aprendí de mujeres, apuestas, internet, drogas, peleas y Mc Donalds más rápido que cualquiera de mis amigos en Chile. Un año después de haber llegado a Estados Unidos, supe que mi mamá no podía con la depresión que le producía el tener a su único hijo al otro lado del mundo. Me levantó el castigo, y tuve que volver (obligado) al país que se está cayendo del mapa.

2 comments:

Anonymous said...

LA VIDA ES SOLO ES UN SUSPIRO Y PUEDE SONAR RODADO , PERO EN SERIO HOY ESTAS BIEN MAÑAN QUIEN SABE NUNCA PUEDES ADIVINAR EL DIA EN QUE SE APAGARAN LAS LUCES DE TU AUTO , PARA VOLVER A ESTAR EN ESTA INTERMITENTE VIDA , SOLO SON MOMENTOS , AVECEZ CON ALEGRIA , OTRAS CON EXTASIS Y ASI .

Anonymous said...

es dificil encontrar a una person atan bacan pa escrbir como tu...te adoro desde ahroa ya

me gustaria hablar por MSN contigo es por lo del PREu y otras cosas...


genia_chile@hotmail.com

te espero si lo haces adiso