Monday, January 02, 2006


Capítulo 2

Cuando llegué a Chile, me di cuenta que las cosas estaban iguales. Mi mamá seguía con su pololo. Mis amigos tenían el pelo más largo. Y en la tele Sergio Lagos la estaba rompiendo con los Reality Show. Ahora tenía ganas de empezar a hacer algo, no quería seguir con mi rutina diaria de despertar-comer-dormir. Estudiar era la opción que todos los hijos de los compañeros de trabajo de mi mamá tomaban. La universidad la encontraba algo demasiado exigente para un tipo como yo. –No sé que estudiar, ni siquiera sé si quiero estudiar. -Le comenté al Pera, mientras nos conversábamos unas chelas. –Si no sabí que estudiar, no te metai a la “U”, ¿hai pensado en un preu?, el de la Chile es re-bueno, los profes son medios hippies y estai cerca de Brasil, así podí estudiar y carretear, para no estresarte, digo. –me respondió sabiamente el Pera, mientras chorreaba su polera de Iron Maiden autografiada por Dickinson.


PAUSE II

Al Pera yo le creo, lo encuentro un tipo serio, tiene 23, estudia auditoria en la Utem, el otro año debería titularse. Carretea conmigo y me enseñó que era mejor fumar de la verde que de la otra. Es uno de mis mejores amigos, lo conozco desde chico, no sé bien desde cuando. Veíamos juntos Pipiripao, cuando Nicolini era entretenido.


PLAY >

Era verano. Convencí a mi vieja que me matriculara en el preu de la Chile. Ella quería que estudiara en alguna universidad privada. Yo creo que quería contarle a sus compañeros de oficina que su hijo era universitario, eso da un cierto status, a los viejos les produce orgullo.
Estudié. Sí, estudié harto. Carretié. Sí, carretié demasiado. Durante mi estadía en el Preufech hubo un par de acontecimientos que son dignos de destacar. En primer lugar, y gracias a mi profesora de Lenguaje y Comunicación, me decidí por Periodismo. Ella encontraba que escribía bien y que tenía buena onda para hablar con la gente. Con la Claudia (así se llamaba la profe, en el preu tuteábamos a casi todos los pedagogos) nos quedábamos conversando después de sus clases. Nos reíamos harto. –Tengo varios amigos periodistas, si bien el campo está ultra copado, los buenos siempre tienen un espacio, y yo a ti te veo futuro, no sé por qué. –aseguró la Claudia. Si ella lo decía, tuvo que haber sido por algo. A ella le creía todo. Además de inteligente, es la profesora más rica que me ha hecho clases en mi vida. Delgada, intelectual, firme en sus ideales (creía en la “intelectualización” del país para lograr un real surgimiento igualitario). Recuerdo que cuando ella fumaba en sus clases, todos permanecíamos pendientes del humo que salía de su boca. Creo que todos soñamos con ser esa fumada en algún momento.


FAST FORWARD >>

La Claudia hoy trabaja en un liceo que educa con la filosofía del arte. Los principales ramos son: pintura, música, danza y literatura. Ella está encargada de las letras. Sé todo eso porque me la encontré en la micro una vez. Yo había llegado hace una semana de Nueva York y teníamos varías horas pendientes de conversa. Nos metimos en un café del centro (en un café con los vidrios transparentes, no polarizados) y conversamos hasta que se nos hizo tarde. Hablamos de todo. Incluso le declaré mi atracción hacia ella, a lo que me respondió con una risa casi burlesca. –¡ja!, Una cosa te puedo decir: las atracciones sentimentales casi siempre son, de una u otra manera, recíprocas. –me dijo con su tono intelectual, mientras me tiraba suavemente el humo de su cigarro en la cara. No supe que responder, me debo haber puesto rojo. Diez minutos después terminó nuestra improvisada reunión. Ella se fue para su casa, yo para la mía, nos despedimos con un beso en la cara y yo la quedé mirando mientras desplazaba su figura perfecta de mujer treintona por Huérfanos.


REWING <<
Otro accidente que tuve en el preu fue haber conocido a la Ale. Alexandra Marín. En realidad sí, fue un accidente. Era la primera semana de clases. Yo no entendía mucho el sistema del preu. Muchos códigos, salas y profesores me tenían un poco desconcertado.

- Disculpa, ¿sabes donde está la sala 17? –le pregunté a la mujer más bonita que encontré cerca.
- Está en el segundo piso. Yo también tengo clases de Sociales. ¿Vamos?.
- ¡Vamos!. Me llamo Benjamín ¿y tú?
- Alexandra. Ale. –me respondió mientras subíamos una antigua escala.

Algo me atraía de ella. Era bonita, pero no la más rica del preu. Me encantaba su onda. Tenía pinta de chica mala, ojos azules y pelo negro. Le gustaba Faith no More e Incubus. Hablábamos harto. Había onda entre nosotros. Una vez fuimos a estudiar al tercer piso y comenzamos a jugar a darnos besos. A las dos semanas la Ale se convirtió en la segunda polola de mi vida. A pesar de que hace años no visitaba una feria libre, había encontrado mi media naranja.





1 comment:

AV said...

Muy muy bien, me gustó.