Sunday, January 15, 2006

Capítulo 5


Viernes. Diez de la noche.
Quedarse en casa nunca ha sido panorama.

- Pera, ¿qué tenemos para hoy?
- Parece que no hay panorama. –Respondió de mala gana el Pera.
- ¿Y tus compañeras?
- No he sabido nada de nadie. Con esto del fin de semestre, los carretes se cambian por los libros.
- ¡Chuta!. Si tengo algo te aviso. Chao.
- Chao Benja. Hablamos.

Calle José Victorino Lastarria. Once de la noche.
El Benja sale de su casa. Necesita tomar aire. Aunque sea solo.

- ¿Tenís fuego? –Pregunta una chica con onda alternativa.
- Disculpa, no fumo.
- ¿Qué haces por acá? Parece que andas aburrido.
- Vivo por acá. Y sí, estoy súper aburrido.

El Benja se mantenía caminando con dirección al Parque Forestal, no demostraba mucho interés en la chica que hablaba como si lo conociera de siempre.

- Y tú, ¿Qué haces sola por estos lados? Es medio peludo de noche.
- Yo también vivo cerca. Al frente del museo de Bellas Artes. Ando tomando algo de aire, a veces se necesita.
- Yo lo necesito más de lo que querría. Disculpa... me llamo Benjamín, ¿y tú?
- Martina. Pero dime chica, como todos.
- No podrías tener otro sobrenombre. –Responde entre risas Benja -¿Qué haces?
- Estudio diseño en la Arcis, voy en tercero. ¿Tú que haces?
- Estudio periodismo. Voy en primero
- ¿Cuántos años tienes?
- Veinte ¿y tú?
- Veintiuno.

Frontis del Bellas Artes. Cero horas en punto.
Buenas migas entre el Benja y la Martina.

- ¿Por qué te acercaste a pedirme fuego, si no has prendido ni un cigarro desde que nos encontramos?
- En realidad yo tampoco fumo.
- No entiendo.
- Lo que pasa es que al salir de mi casa tuve la corazonada de que hoy conocería a alguien especial. Alguien que marcaría mi vida. Te vi y supe que eras tú.
- La verdad es que soy bastante incrédulo. No te creo nada. Pero te tengo que decir que desde que te vi me inspiraste confianza. Algo raro sentí también.
- Viste, predestinados.
- Raro.
- Raro pero cierto.

Puerta del edificio en donde vive la Martina. Dos de la mañana.
Martina forma parte del young-high-class.


- Bonito edificio. Bonita vista. ¿Con quién vives?
- Con mi hermana. Departamento de solteras.
- Mira tú. Quién lo diría. Tan solitas en esta ciudad llena de buitres.
- Me sé cuidar bien. Me voy Benja. Hablamos.
- Ok. Chao. Un gustazo. Nos vemos.




La chica se convertiría en una de las mejores amigas del Benja. Ellos tienen buena onda, no son iguales pero similares. Benja está empezando a escuchar buena música nacional, ayer se compró el último disco de De Saloon, dice que tiene buenas canciones que le recuerdan más de algún amor-desamor del pasado. La Martina, por su parte, es fanática de Sonic Youth y Weezer, hace algún tiempo que no tiene novio, pero eso no es su problema por estos días. Tiene una onda especial y esotérica. Ama a Cobain. Es casi una chica “posmo”, como dice el Benja.


Otra vez Lastarria. Dos diecisiete a.m.
Suena el celular del Benja.

- Oye hueón, tengo carrete, ven a mi casa altiro.
- Ok Perita, en diez minutos estoy allá.


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